Intel y Stellantis afrontan retos de liderazgo
Stellantis (STLA) anunció el domingo 1 de diciembre la dimisión repentina de su CEO, Carlos Tavares, con efecto inmediato. La empresa espera nombrar un nuevo CEO permanente en el primer semestre de 2025. Apenas un día después, el lunes 2 de diciembre, Intel (INTC) reveló que su Consejero Delegado, Pat Gelsinger, también se había retirado con efecto a partir del domingo 1 de diciembre.
Ambos anuncios sorprendieron a muchos. La mayoría de la gente esperaba que Tavares siguiera en el cargo hasta el final de su contrato en 2026, y la abrupta marcha de Gelsinger marcó un final inesperado de su mandato, menos de cuatro años después de tomar el timón de Intel.
¿Qué puede haber impulsado estos repentinos cambios de liderazgo? ¿Cómo reaccionaron los mercados? ¿Qué implicaciones podrían tener estos acontecimientos para los operadores de cara al futuro?
Analicemos el asunto en profundidad:
Intel fuerza la salida de Gelsinger: ¿Qué falló?
El mandato de casi cuatro años de Pat Gelsinger como CEO de Intel terminó bajo el peso de los crecientes desafíos, el bajo rendimiento y los errores estratégicos que la empresa no logró superar. A pesar de sus 40 años de historia en Intel, Gelsinger se esforzó por guiar a la empresa a través de un panorama cada vez más competitivo, especialmente durante el auge de la Inteligencia Artificial (IA).
Desde que Gelsinger se convirtió en CEO en febrero de 2021, la fortuna de Intel ha disminuido drásticamente. Se prevé que las ventas caigan casi un tercio entre 2021 y 2024, y el precio de sus acciones se ha desplomado un 61% durante el periodo hasta el 2 de diciembre. En cambio, el S&P 500 ha subido un 53% durante el mismo periodo.
Además, el mandato de Gelsinger estuvo marcado por una ambiciosa pero costosa estrategia de reconversión. Su objetivo era transformar Intel en un actor importante en la fabricación de chips por contrato, lo que requería miles de millones de dólares en inversiones para construir nuevas plantas y aumentar la producción para clientes externos. Sin embargo, estos esfuerzos tardaron en dar resultados, los ingresos siguieron disminuyendo y los gastos se dispararon.
Por otra parte, la incapacidad de Intel para adaptarse a la creciente demanda de chips centrados en la IA, dominada por rivales como Nvidia, consolidó aún más su caída del liderazgo del sector. Intel fue incluso sustituida por las acciones de Nvidia (NVDA) en el índice Dow Jones de valores industriales (YM) el 1 de noviembre de 2024.
Para agravar aún más los males de Intel, a principios de este año surgieron informes de que Qualcomm (QCOM) estaba considerando la posibilidad de adquirir Intel, lo que subraya hasta qué punto la empresa había caído desde su posición de líder del mercado.
Por ello, algunos señalan que el consejo de administración y los operadores perdieron probablemente la confianza en la visión de Gelsinger, ya que Intel seguía estancada en un modelo híbrido de diseño y fabricación de sus propios chips, mientras que sus competidores prosperaban especializándose en una u otra cosa.
En general, este doble enfoque, junto con los continuos contratiempos de fabricación que precedieron a Gelsinger, impidieron a Intel recuperar su ventaja competitiva.
Crisis de liderazgo en Stellantis: ¿Qué llevó a la destitución de Tavares?
Stellantis, creada en enero de 2021 mediante la fusión de Fiat Chrysler Automobiles y el grupo francés PSA, se ha enfrentado a diversos problemas que han dejado al descubierto grietas en la alineación del liderazgo y la dirección estratégica de la empresa.
La dimisión de Carlos Tavares como consejero delegado de Stellantis, más de un año antes del final de su contrato, se produce tras un periodo tumultuoso marcado por un fuerte descenso de las ventas y los beneficios, especialmente en el mercado estadounidense.
Stellantis fue criticada por producir una oferta excesiva de vehículos que no se ajustaba a las cambiantes preferencias de los consumidores. Este paso en falso dejó a los concesionarios cargados de existencias sin vender y erosionó la posición competitiva de la empresa, ya que rivales como Tesla (TSLA) recortaron precios y capturaron cuota de mercado.
En Europa, Stellantis se enfrentó a retos similares, como la lenta adopción de vehículos eléctricos (VE) y la creciente presión de los competitivos fabricantes chinos de automóviles. La advertencia de beneficios de la empresa dos meses antes de la dimisión de Tavares subraya aún más estos problemas.
Además, el estilo de gestión de Tavares, muy centrado en el mantenimiento de los márgenes, creó al parecer fricciones con distribuidores, proveedores e incluso interlocutores políticos. Internamente, surgieron opiniones divergentes sobre la dirección estratégica de Stellantis, lo que socavó la alineación entre el director general, el consejo de administración y los principales accionistas de la empresa, una asociación que anteriormente se consideraba la base del éxito de Stellantis. (Fuente: The Guardian)
¿Cómo reaccionaron las acciones de Intel y Stellantis a las noticias sobre el CEO?
Al cierre de la jornada bursátil del lunes 2 de diciembre, la reacción del mercado ante las repentinas salidas de los CEO de Intel y Stellantis era divergente. Las acciones de Intel terminaron el día casi planas, con una caída de solo el 0,5%, a pesar de una subida inicial del 4% por la mañana. En cambio, las acciones de Stellantis cayeron más de un 6%.
Si bien el precio de las acciones de Intel ha sido significativamente inferior este año -un 52% hasta el 2 de diciembre-, algunos operadores parecían algo optimistas sobre el cambio de liderazgo, ya que parece que crecen las especulaciones sobre la separación de los negocios de fabricación y fundición de Intel.
En septiembre de 2024, Intel anunció su intención de escindir su negocio de fundición en una filial independiente, lo que podría abrir nuevas oportunidades de financiación. La unidad de fundición, que produce chips para otras empresas, ha supuesto una importante carga financiera para la compañía, costándole a Intel unos 25.000 millones de dólares anuales en los últimos dos años.
Pat Gelsinger, Director General saliente, era un firme partidario de mantener unidas estas unidades de negocio, por lo que su marcha podría allanar ahora el camino a cambios estructurales y operativos.
Por el contrario, Stellantis se enfrentó a una reacción más dura del mercado, con un desplome de su cotización superior al 6%, que llevó a las acciones de Stellantis a su nivel más bajo en dos años. Es probable que este descenso refleje un sentimiento negativo más amplio en torno al futuro de la empresa.
El fabricante de automóviles emitió una advertencia de beneficios el pasado mes de septiembre y parece estar lidiando con diversas dificultades, como el descenso de las ventas, la intensificación de la competencia (especialmente de China), una difícil transición a los vehículos eléctricos, las guerras de precios y las continuas interrupciones de la cadena de suministro. Estas preocupaciones han lastrado a Stellantis a lo largo del año, y sus acciones han caído un 40% en lo que va de año, con un rendimiento significativamente inferior al de sus homólogas del sector de la automoción.
La dimisión de Carlos Tavares, que añadió otro nivel de riesgo a una empresa que ya luchaba por mantener la confianza de los operadores, podría haber exacerbado las preocupaciones de estos.
Conclusión
Las repentinas salidas de los consejeros delegados de Intel y Stellantis ponen de relieve los retos que plantea el liderazgo en sectores que experimentan rápidos cambios. Para los operadores, los cambios de liderazgo pueden ofrecer un nuevo comienzo, pero el camino a seguir tanto para Intel como para Stellantis dependerá de su capacidad para adaptarse a la evolución de la dinámica del mercado, por lo que los operadores deben mantener la cautela, ya que estas transiciones pueden traer tanto volatilidad como oportunidades.