El S&P 500 continúa su racha de pérdidas
A lo largo de las últimas sesiones bursátiles en Wall Street, parece que la evolución de los mercados no ha dejado de ser un dolor de cabeza para los inversores y los responsables de la política económica. En lo que va de 2022, amplios segmentos del mercado bursátil se han visto perjudicados, y aún no se sabe si los principales índices se recuperarán pronto.

Los bancos centrales cambian de rumbo
La historia de la economía mundial en 2022 se ha caracterizado por los altos niveles de volatilidad e incertidumbre entre los diferentes actores del mercado. A medida que los mercados, desde China hasta los Estados, abandonaban progresivamente la cuarentena y aumentaba la demanda de toda una serie de bienes, la inflación comenzó a aumentar mucho más allá de la tasa anualizada ideal de alrededor del dos por ciento que suelen buscar los bancos centrales como la Fed.
Con la inflación ejerciendo tal presión sobre los bolsillos de los ciudadanos de todo el mundo industrializado, las instituciones encargadas de la política monetaria, como la Reserva Federal de Estados Unidos, se apresuraron a frenar las subidas de los precios al consumo utilizando las herramientas a su disposición.
Siguiendo esta línea, el Comité Federal de Mercado Abierto, que determina el rumbo de la política monetaria de la mayor economía del mundo, volvió a subir los tipos de interés en un 0,75% tras su última cumbre de hace una semana. Se trata de la quinta subida de tipos consecutiva y sitúa los tipos de interés estadounidenses en su nivel más alto desde 2008. El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha dejado claro en repetidas ocasiones que una desaceleración económica generalizada puede ser un efecto secundario necesario de la batalla contra la inflación récord, y algunos analistas prevén precisamente eso.
Los mercados siguen cayendo
Al sonar la campana de cierre en Wall Street ayer, el S&P 500 (USA 500) había alcanzado su nivel más bajo desde diciembre de 2020, con una caída del 0,2% en el día, hasta poco menos de 3.500 dólares. El índice Industrial Dow Jones (USA 30) hizo lo propio con una caída del 0,4%, mientras que el Nasdaq (US-TECH 100), de gran peso tecnológico, subió un ligero 0,1%.
Para el S&P 500, los resultados del martes marcaron la última caída en el curso de la racha de pérdidas más larga del índice desde antes de la pandemia del COVID-19. La palabra "carnicería" se ha utilizado incluso para referirse a las enormes pérdidas de valor registradas en la renta variable estadounidense en lo que va de año.
Uno de los principales factores señalados por los expertos para estas últimas caídas en Wall Street es el reciente aumento de los rendimientos del Tesoro y el valor del dólar. Con los tipos de interés al alza, y sin que se vislumbre en el horizonte una vuelta a políticas monetarias menos halagüeñas, el valor del billete verde frente a muchas otras divisas ha seguido una tendencia alcista. En lo que va de semana, el índice del dólar (DX), que mide la divisa de reserva mundial frente a diez de sus pares globales, ha marcado un salto del 2,8%, mientras que el par GBP/USD ha bajado más de un 5% tras la institución de un nuevo presupuesto de bajos impuestos en el Reino Unido. (Source:Market Watch)
Con todo, no parece que la presión sobre las acciones vaya a ceder pronto. En un mundo que todavía se define por los rápidos altibajos fiscales y la inestabilidad geopolítica, los activos de refugio pueden seguir siendo atractivos durante algún tiempo. A pesar de los buenos datos sobre el empleo publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, la confianza en los mercados en su conjunto parece dudosa. Las continuas subidas de los tipos de interés podrían hacer que el dólar se fortalezca en un futuro próximo, lo que podría acabar provocando un desplome en los mercados bursátiles tradicionales. La conclusión de las tendencias tormentosas observadas en Wall Street este año aún está por escribir.