Los datos económicos chinos suscitan inquietud
Menos de un año después de eliminar por fin una amplia serie de restricciones de la era COVID y reincorporarse al mercado mundial, parece que China se enfrenta a fuertes vientos económicos en contra. Los últimos datos procedentes de la segunda mayor economía del mundo parecen ensombrecer las perspectivas de recuperación post-pandémica de esta potencia mundial.

¿El dragón vuelve a la hibernación?
Los más de tres años transcurridos desde el brote inicial del virus COVID-19 en Wuhan han sido tumultuosos tanto para la economía del país como para sus ciudadanos. El Partido Comunista Chino, que lleva las riendas del poder en la segunda nación más poblada del mundo, mantuvo en los últimos tiempos una controvertida política de "cero COVID", que interrumpió las principales cadenas de fabricación mundiales. Sin embargo, con el levantamiento de muchas de las medidas más restrictivas a finales de 2022, algunos pueden haber visto con optimismo el regreso de China a la escena económica mundial.
Sin embargo, a pesar de las previsiones inicialmente halagüeñas, parece que el crecimiento en China puede ser lento. A pesar de un repunte del crecimiento del producto interior bruto (PIB) hasta el 4,5% en el primer trimestre de 2023, los últimos datos publicados muestran una ralentización de la producción industrial, las ventas minoristas y las compras de viviendas.
En consecuencia, el ánimo general del mercado con respecto a la economía china podría estar volviéndose menos optimista. Algunas previsiones sobre la trayectoria a corto plazo de la expansión económica del país se han recortado debido a estas últimas cifras.
Desde principios de mayo, el yuan ha perdido terreno frente al billete verde, con el par USD/CNH subiendo un 2,3% hasta casi 7,09 en el momento de escribir estas líneas. Además, el precio de la materia prima clave, el cobre (HG), ha caído casi un 6% durante el mismo periodo, en parte debido al descenso de la demanda de las fábricas chinas a medida que se retrasa el crecimiento.
Las normativas proyectan una larga sombra
En el contexto del crecimiento económico de China, algunos analistas destacan el papel de la política gubernamental entre las fuerzas que configuran el mercado. Una cifra clave que se ha mantenido baja en los últimos tiempos ha sido la inversión privada.
Esta escasez de riqueza privada que fluye hacia la economía podría deberse quizás a la creciente regulación aplicada por el gobierno a las empresas tecnológicas nacionales. En los últimos años, los reguladores chinos han aumentado las restricciones a las empresas nacionales, con compañías como Alibaba (BABA) y Tencent (0700.HK) entre las más directamente afectadas. Entre estas nuevas normas se incluyen requisitos estrictos para las empresas que quieran cotizar en el extranjero y limitaciones impuestas al tiempo de juego de los jóvenes del país. Con el gobierno tan profundamente implicado en los asuntos empresariales, los inversores pueden mostrarse reacios a invertir efectivo en las empresas chinas.
La generación lucha por afianzarse
Entre las cifras más preocupantes publicadas recientemente en China figuran las que indican que el desempleo juvenil supera el 20%, cuatro veces la cifra equivalente para la población general. El enorme y rápido crecimiento económico del país en el último medio siglo ha ido acompañado de una expansión de los niveles de educación postsecundaria. Sin embargo, muchos de los graduados en institutos y universidades chinas han sido incapaces de encontrar puestos acordes con sus cualificaciones.
Aunque la población china en su conjunto envejece debido a las bajas tasas de fertilidad, la insatisfacción puede estar creciendo entre la generación más joven, ya que las carreras profesionales parecen inalcanzables. Es posible que el Partido Comunista Chino ya esté interviniendo para atajar el descontento generalizado entre los jóvenes, con promesas de ampliar los programas de formación y aumentar la contratación en las empresas estatales. Sin embargo, está por ver si el sector servicios de la nación podrá absorber a las nuevas cohortes de licenciados. (Fuente:CNBC)
¿Se avecinan aguas tempestuosas?
A medida que aumentan los problemas estructurales, algunos predicen que China podría encaminarse hacia un periodo prolongado de menor crecimiento del PIB. Cada vez más chinos se acercan a la edad de jubilación, lo que reduce la mano de obra productiva, y los inversores extranjeros parecen menos dispuestos a apuntalar la economía del país que en años anteriores.
En consecuencia, el Fondo Monetario Internacional prevé que las tasas de crecimiento anual bajen hasta el 3% a finales de la década, menos de la mitad de los niveles observados durante los años de auge de China. Los últimos datos mencionados sobre el mercado chino tampoco pueden servir de estímulo.
En definitiva, el camino que le queda por recorrer a esta superpotencia económica mundial no está nada claro. Queda por ver si el dragón chino puede despertar de nuevo.